INTRODUCIENTO

La poesía habita entre nosotros y se manifiesta casi sin darnos cuenta, sin pedir permiso; soy de pensar que el espíritu que nos habita nos habla a través de ella. El poeta entonces es un ser espiritual, con la capacidad de conversar consigo mismo y con el ego lo suficientemente sano para exteriorizar sus diálogos más primitivos.

En mi opinión ha errado quien cree que la poesía es cosa de cultos, intelectuales o letrados; es por el contrario un impulso, una fuerza que puja y empuja buscando florecer, es espíritu, energía, fuego divino que mana de hombres y mujeres.

Todos vivimos con la poesía, ella nos habita en la palabra del espíritu. Si la cultivas se desborda, queda regada por el mundo, por los mundos, en sus diferentes planos existenciales, es cosa del poeta ir en su búsqueda, acudir en su rescate.

Aquí está entonces la palabra de mi espíritu, su poesía.

LA POESIA RESCATADA.

PADRE


No sirve que lo intenten
habrá mundo para entenderlo,
es un caso perdido
el Señor no hizo caso al poema,
se llevo a su hijo mas preciado,
no quiso dejarlo entre nosotros
ni escuchar al poeta Osuna.

No sirve que lo intentes,
no estás hecho de este barro fresco
no te vistas de colores libertarios
recoge tus lágrimas
y seca su falso camino
el dolor de tu poltrona yo no me lo creo
no pintes mas sus ojos en la nada.

Habrá un mundo para entenderte
te he visto querido Padre
en los luceros del malecón habanero,
junto al tuerto en el frío prado sureño
y empuñando hierros en la verde vecina.
Aunque tus hijos se empeñen en matarte
tú vives Padre, eterno.

Es un caso perdido
te quieren pero detestan tu herencia
tu esencia no ha sido repartida
esta escondida entre mármoles y rejas
los pobres no te olvidamos Padre
te seguimos esperando aquí en la calle
sentados sobre cajas de tristeza.

El Señor no hizo caso al Poeta
un poema y mil sollozos
mil te quieros, mil que vuelvas
no te has ido

                   ¿verdad mi amigo?
Se que esperas tu momento
por ahora, se que vuelves.

Se llevó a su hijo mas preciado
el por nosotros mas querido,
Dios, que yo no te creo
te llevaste a tu hijo entero
para demostrar tu poderío,
pero aquí quedó en mil pedazos
en el pecho de este pueblo
                                          mío.

No quisiste dejarlo entre nosotros
fue un designio sabio y duro,
su grandeza corría el peligro
de romperse ante las traiciones.
Se fue puro y limpio nuestro Padre
nosotros lo escoltamos, hasta siempre
heridos por la luz de la tristeza.

No escuchó el clamor del Poeta
ni del pueblo hundido en un solo rezo,
la tristeza y esta rabia que no cesa
hoy te busco verde olivo
bajo el sol de tu llanura
se que estas en tu chinchorro
viendo Padre, solo viendo.

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