Deja ya la tontería
yo no soy tan malo
solo ando en dos patas
soy de carne y soy de hueso
veo al sol de frente
en mi almohada no hay angustias
soy del sueño sudoroso.
Deja ya la tontería
te queda mal ese traje
exculpas tus ropas
malcreyendo en lo sagrado
el agua y la montaña
no detienen tus demonios
y te han envuelto en velo negro.
Yo no soy tan malo
soy sincero en mis defectos
traigo hierro y chocolate
estas flores son para mi tumba
quítate eso y no te vistas,
te queda mal la ropa falsa
se tú por una vez en la vida.
Solo ando en dos patas
tu que crees en varios pisos
yo me niego a arrodillarme
me gusta verme a los ojos
y pensar que he sido espejo
de tus pasos mal habidos
para, camina y anda.
Soy de carne y soy de hueso
yo me quiebro como vidrio
y me compongo con la risa
estoy hecho del maíz
como el Popol Vuh lo dijo
soy soberbia y también mierda
y no vivo de apariencias
Veo al sol de frente
caminando en mis dos patas
me encandilo con las frutas
se me queman las carnes
con su fuego.
Sol padre se la luz
que ilumine mi muerte
no me gusta dormir de noche.
En mi almohada no hay angustias
tengo ideas y canciones
veo el porvenir cargado en brazos
no son niños, son heridos
han caído en tentaciones
fueron carnes y fluidos
son de muerte sus heridas.
Soy del sueño sudoroso
son las marcas del deseo
deja ya la tontería
saca de tu espíritu los gritos
ven en cuerpo y deja el alma
estas matando la ilusión,
que sean otros los matones.
Deja ya la tontería
yo solo ando en mis dos patas.
INTRODUCIENTO
La poesía habita entre nosotros y se manifiesta casi sin darnos cuenta, sin pedir permiso; soy de pensar que el espíritu que nos habita nos habla a través de ella. El poeta entonces es un ser espiritual, con la capacidad de conversar consigo mismo y con el ego lo suficientemente sano para exteriorizar sus diálogos más primitivos.
En mi opinión ha errado quien cree que la poesía es cosa de cultos, intelectuales o letrados; es por el contrario un impulso, una fuerza que puja y empuja buscando florecer, es espíritu, energía, fuego divino que mana de hombres y mujeres.
Todos vivimos con la poesía, ella nos habita en la palabra del espíritu. Si la cultivas se desborda, queda regada por el mundo, por los mundos, en sus diferentes planos existenciales, es cosa del poeta ir en su búsqueda, acudir en su rescate.
Aquí está entonces la palabra de mi espíritu, su poesía.
LA POESIA RESCATADA.
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