Con vergüenza y a escondidas te veo
paseando entre la sala y mis deseos
telares tan recortos que te cubren
descontrolando las edades de mi angustia.
Tus labios los conocí de cerca
diosa picardía de piernas perfectas
amamántame en tu lecho con lujo reposo
conquistaré tus abismos inexplorados.
Que la Madre Mar sufra de soponcios
mientras nos comemos el aliento a tabaco
que mueran de pena nuestras conciencias
tu experiencia es mi materia electiva.
Manos torpes de mujer madura
sostienen con sus lesionados dedos
todo el peso de mis fantasías de macho
tu Mar me baña, te trae y me posee.
Contigo gozo y tus manos sudorosas
en la mañanas lluviosas de frío acalorado
te invoco mientras juegas a la santa
divina dama del ajonjolí.
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